Marta Pachón Díaz

　　El 29 de diciembre es el último día para reclamar el dinero invertido en productos de banca tóxicos y solicitar una indemnización por daños y perjuicios debido a la negligencia en su comercialización entre 2005 y 2015y antes de esa fecha.

　　Aquellos que consideren que su banco le ha colocado participaciones preferentes, swaps o bonos convertibles, entre otros, sin la información suficiente puede presentar un escrito hasta este martes. Si no se hace a tiempo, la reclamación se considerará prescrita y no se podrá interceder una demanda.

　　El plazo para presentar dicha reclamación se amplió durante el estado de alarma, que en un principio estaba previsto que acabase para el 7 de octubre de este año, según establece el Código Civil después de su reforma de 2015.

　　La demanda se interpone por la vía civil, ante los Juzgados de Primera Instancia y solicitando una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados, según explica Europa Press.

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　　Esta reclamación podrá ser presentada por todo tipos de perfiles, desde particulares hasta personas jurídicas afectadas.

　　“El plazo para solicitar la devolución de gastos derivados de una cláusula declarada abusiva es de cinco años, plazo que, de acuerdo con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, no podría comenzar a computar hasta que la persona afectada pudiese haber tenido conocimiento razonablemente del carácter abusivo de la cláusula en cuestión”, explica en declaraciones a Business Insider España la presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez.

　　Suárez insiste en que la nulidad de esas cláusulas abusivas es “imprescriptible” y que esa acción no caducaa pesar de que el contrato de préstamo se haya cancelado. Si la acción principal (nulidad absoluta de la cláusula) es imprescriptible, la acción

　　consecuente de la anterior (devolución de las cantidades) también lo sería, por lo que no habría plazo para su reclamación, según defiende la Asociación.

　　A partir de 2008, muchas entidades financieras empezaron a comercializar productos financieros complejos y de riesgo elevado a sus clientes minoristas, que vieron desvanecerse sus ahorros guiados por los directores de sus sucursalesde confianza.

　　Las participaciones preferentes son uno de los productos más conocidos. Se trata de valores emitidos por una sociedad que no confieren participación en su capital ni derecho de voto, según la CNMV, que especifica que estas tienen carácter perpetuo y su rentabilidad, generalmente de carácter variable, no está garantizada.

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　　Los swaps son otros de los productos tóxicos más conocidos y consisten en un acuerdo entre dos partes sobre el intercambio de flujos monetarios representativos de pagos de tipos de interés durante un periodo de tiempo concreto y previamente acordado. Puede variar entre uno y 10 años.